Ana Barreto: "La historia demuestra que las mujeres han alcanzado grandes logros trabajando juntas y organizadas".

Luego de abrir el primer módulo del Centro de Formación Política en Itapúa, la historiadora Ana Barreto nos acompañó nuevamente en la ciudad de Villarrica con las mujeres de Guairá y Caazapá, para desarrollar la historia del Paraguay contada desde el papel que cumplieron las mujeres. 


¿Qué tan importante es el pasado?, fue la pregunta disparadora de Ana, quien reflexionó sobre la ausencia generalizada de las mujeres en el relato histórico del Paraguay. "Cuando hablamos de historia, partimos de preguntarnos en qué modelos de mujeres podemos proyectarnos. ¿Cómo vamos a hablar de poder, si según lo que nos cuentan sólo repartíamos flores y donábamos joyas? Dicen que somos las reinas del hogar, pero desde el espacio doméstico no podemos hacer leyes ni transformar realidades." Esta invisibilización no es casual, y responde al modelo de mujer tradicional (sumisa, dedicada al hogar) que se busca perpetuar desde la cultura y la educación. 

A partir de allí, Ana hizo un repaso por las mujeres notables del Paraguay que no aparecen en los libros de texto del colegio ni de la universidad, ni en los nombres de las calles, ni en la imagen de los billetes, ni en los monumentos: Josefa Facunda Speratti, una joven que impresionó a sus contemporáneos por su educación y determinación; Isabel Llamosas, abogada que se posicionaba en contra de la pena de muerte; Ana Rius, la copropietaria de una de las empresas más grandes de comienzos del siglo XX; Adela Speratti, la maestra que amenazó al presidente Urquiza con una huelga general si las mujeres continuaban perdiendo su puesto de trabajo al casarse; Rufina Lugo, primera obstetra del país y a quien le negaron el título de médica cirujana por ser mujer; las numerosas integrantes de organizaciones, sindicatos y comisiones que lucharon por sus derechos, y muchas otras mujeres, inclusive algunas cuyas fotografías aparecen sin nombre, como si a nadie le hubiese importado registrar esa parte de la historia del Paraguay.

Ana señaló cómo los hombres construyeron el ideario de Nación, siendo ellos los que monopolizaron el discurso y el espacio público, y cómo las mujeres fueron empujadas al espacio doméstico y reproductivo, sufriendo la sanción social al rebelarse (claro ejemplo de "Las ridículas", como nombraba la prensa a las mujeres que se manifestaban por sus derechos y por mantener los espacios conquistados). Es esencial recuperar y conocer las historias de nuestras congéneres, para poder reflejarnos y proyectarnos en ellas.

"Es mentira que no podemos trabajar juntas, esa es una construcción patriarcal sostenida por los hombres porque la política es una lucha de poder. La historia es capaz de demostrar que siempre hubo un trabajo organizado entre mujeres. La historia es capaz de demostrar que la educación es clave para que las mujeres lleguen a espacios de decisión. La historia es capaz de demostrar que todo lo que las mujeres consiguieron, lo hicieron unidas", cerró Ana, entre los aplausos de las participantes.

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