Las otras heroínas del ciclón de Encarnación



Uno de los tópicos que se consideran capitales a la hora de relatar la historia de Encarnación durante el siglo pasado, lo constituye, sin duda alguna, el ciclón que azotó a la ciudad en la tarde del 20 de septiembre de 1926 y convirtió a ese evento meteorológico una de las catástrofes naturales más letales del siglo XX en el Paraguay. Coincidente con la celebración de los cuatro siglos de la fundación de ciudad de Encarnación, en la última década se ha evidenciado un creciente interés de la ciudadanía encarnacena por la historia local, interés reflejado en publicaciones, documentales y conmemoraciones, así como en la aparición de foros y grupos en redes sociales. Gran parte de la narrativa sobre lo ocurrido aquel fatídico día y en los subsiguientes, ha estado influenciada por el libro “Ciclón de Encarnación” del chileno Gajardo Bustamante, quien bajo el seudónimo de Orangel Delmar publicó su obra basada en su experiencia personal, así como complementado con crónicas periodísticas de diarios asuncenos, sirviendo de referencia ineludible para quienes posteriormente abordaron el tema.

El dantesco escenario descripto por las crónicas de la época da cuenta de los estragos causados por la fuerza de la naturaleza: casi cuatrocientas personas fallecidas y casas y edificios públicos reducidos a escombros. Sin embargo, más allá de la consabida pérdida de vidas humanas, gran número de heridos y la cuantiosa destrucción de bienes materiales que siempre acompañan a la narrativa del hecho, quisiéramos llamar la atención la reproducción tanto del discurso como de relaciones de poder en el texto de Delmar han dado pie a discursos dominantes privilegian versiones particulares de la realidad social y ciertas formas de actuar sobre otras fomentando construcción de heroicidad en la historia encarnacena el último siglo. Ésta, construida casi en su totalidad sobre la heroicidad masculina arquetípica ignorando sistemáticamente ubicar en el centro del relato a las mujeres, relegándolas a un segundo plano. Por ejemplo, más recientemente, las discusiones incluso han girado en torno a quién fue el remero que acompañó a los héroes civiles Memmel y Kreusser.

La narrativa hegemónica se centra en el cruce del río Paraná por parte de Jorge Memmel y el presbítero José Kreusser, quienes cruzan el río hasta la vecina ciudad de Posadas en busca de ayuda de las autoridades posadeñas, y la vuelta a la zona de desastre. Ésta sirvió en parte para construir y cimentar los ribetes de heroicidad de los mencionados, quienes gozaron en vida del reconocimientos de sus hechos, como la obtención de la nacionalidad honoraria, en el caso del padre Kreusser, y una vez desaparecidos físicamente se los recuerda y honra con la designación de calles. También los relatos recuerdan a Juan Perotti, encargado de la usina quien murió electrocutado al desconectar el servicio de energía eléctrica cuyos cables serpenteaban entre los escombros, evitando así más pérdidas humanas.

En su relato, Delmar se también se ubica a sí mismo entre la pequeña embarcación que cruza nuevamente hacia Encarnación, acompañando a los doctores Edmundo Barreyro y Rodolfo Torres y religiosas Hermanas de la Caridad. Ellas son presentadas con sus “…nombres de profesión…” y su vínculo institucional: la Superiora Rda. Hna. Fortuna, y las Rdas. Hnas. Andresina, Godofreda, Isentrudis y Erminda “…las dos primeras pertenecían al Hospital Regional de Posadas; las otras tres al Hospital de la Caridad.”

 “... En la casa parroquial, a las dos y media de la mañana, la hemos vistos solícitas y cariñosas atendiendo a toda persona…”. Oranjel Delmar relata como “…estas beneméritas mujeres, en silencio y humildes dieron allí comienzo a su tarea (…) dispuestas a cumplir con su deber en la mejor forma que les fuere posible(…)con cariño, con entusiasmo y con abnegación”.

A casi un siglo del desastre natural que marcó la memoria colectiva de la sociedad encarnacena, resulta imperativo rescatar para ella a estas mujeres quienes fueron injustamente desplazadas sistemáticamente de la narrativa hegemónica reivindicándolas en el lugar que por justicia merecen.


Autor: Mario Barrios Cáceres - Colaboración para Sumamos Mujeres
            Encarnación, Paraguay

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